Amiguito: -¡No me jodas!
M.H: -En serio. Vos ponés el nombre de mi vieja y aparecen como quichinientos lugares que hablan de ella.
A: -No... me estás diciendo cualquiera...
M.H: -¡Pero te digo que es en serio, boludo!
A: -¿Tu mamá es famosa?
M.H: No... no sé, en la calle no la para nadie... así que famosa no es.
A: -¿Aparece en la tele?
M.H: -No, tampoco. Aparte viste que es mi mamá, no es como las minas de la tele, que tienen tetas y esas cosas.
A: -No, claro... yo la ví a tu mamá, no está tan buena...
M.H: -¿Pero querés verla en Internet o no querés? Hasta hay fotos de ella.
A: -¡No! Qué masa... A ver, buscala.
M.H: -Esperá porque el apellido de mi vieja es re-difícil. Encima me lo pusieron a mí, una cagada. ¿Ves? ¡Ahí está! Todos esos links son sobre mi vieja.
A: -¡¡¡Uau!!! Alucinante, bolú. ¿Y de qué tratan?
M.H: -¿No sabés leér, tarado?
A: -Está bien, está bien, no me apures. Ah... porque tu vieja es escritora, ahora me acuerdo. Cuando estábamos en segundo vino a leernos un cuento.
M.H: -Sí, por eso. ¿Ves? Están las librerías que venden sus libros... notas sobre ella...
A: -Una cagada.
M.H: -Y, sí... pero...¿acaso tu vieja está en Internet, como la mía?
A: -No... no creo. Mi vieja vende Avón. Pero esperá... esperá boludo... mirá ese link.
M.H: -A ver... ése no lo había leído nunca...
A: -Porque tu vieja no es joven...
M.H: -No... creo que ya pasó eso... esperá que leo... "jóvenes colombianas penetradas"... ¿Vos sabés qué es?
A: -No... a lo mejor es una librería de Colombia.
M.H. -A lo mejor en Colombia dicen penetrar en vez de entrar. O en vez de empuje y tire. Penetre la puerta.
A: -Sí, viste que en México al dulce de leche le dicen cajeta. Cualquier cosa.
M.H: -Entrá, entrá a ver. La conocen a mi vieja en Colombia, ¡una masa!
A: -Dice que hay que tener 18 años...
M.H: -Vos poné que tenemos, total acá no te ve nadie. ¿No nos ven por la webcam, no?
A: -No pelotudo.
M.H: -Lo que pasa es que la compu de mi vieja no tiene webcam.
A: -Uaaaaaaaaaaaaauuuuu. Esperá, ¿esto cómo se mira?
M.H: -Así, tenés que poner la cabeza para este lado, de costado, ¿ves?
A: -Ah, ya entendí. No se entendía nada. ¿¿¿Ésa es tu vieja???
M.H: -No sé... no le veo la cara... y esa parte yo no se la ví nunca.
A: -¿Y tu viejo cuál es?
M.H: -Me perdí boludo, no sé... mi viejo tiene una cicatriz de cuando le sacaron el apéndice. Yo siempre le pido que me la muestre.
A: -Vos fijate si encontrás la cicatriz entre esos cuatro, y yo me fijo con estos dos. (...) ¿Y?
M.H: -No, están todos muy juntos...
A: -¿Ahí es donde tu vieja vende los libros?
M.H: -No sé.... debe ser, porque mi casa no es. A lo mejor le están pidiendo autógrafos. Mi vieja te firma el libro si le pedís.
A: -Ahí le están prestando varias lapiceras, me parece.
M.H: -Sí, debe ser eso. A mi vieja le encantan las lapiceras, tiene un montón, por eso agarra todas.
A: -Le voy a mostrar a mi vieja que tu vieja está en Internet. ¡¡¡Maaaaaaaa!!!! ¡Má! Mirá, la mamá de él está en Internet.
Mamá: -Ah... y se hizo las lolas.
Gracias a Dios, Jehová, a todos los santos y a la Santísima Trinidad, al destino, el azar y la naturaleza, el darwinismo y el creacionismo, el diálogo de arriba es ficticio pero... podría suceder.
Varias veces he encontrado que mi nombre remite a páginas web estricta y oficialmente pornográficas. (Ya los veo, corriendo a buscarme en Google). No pasa siempre. Son como links fantasmas. A veces están y la mayoría de veces, por suerte, no.
La primera vez que lo descubrí entré a la página en cuestión (sin ánimos de entretenimiento) para buscar un responsable a quien denunciar, pero claro que no lo encontré. Luego mi marido me explicó (mirando fijamente la pantalla) que se trataban de páginas que buscan, en forma autómatica, sitios visitados, y se cuelgan de esa búsqueda. Lo cual me otorgó cierto gozo (no confundir términos) por el hecho de que mi página gozara (ídem) de prestigio o popularidad, aunque enseguida regresé a mis cabales y dije qué horror, y qué terrible, y mirá si los chicos encuentran esto. ¿Te imaginás, mirándolo en casa de un amiguito?
El resto, lo de arriba.